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Emergencia silenciosa: la salud mental en Argentina y el aumento de los suicidios juveniles

Cada 90 minutos, una persona intenta quitarse la vida en Argentina. Las cifras oficiales revelan una crisis urgente, con más de 15.800 intentos de suicidio en solo dos años. El drama se concentra especialmente en jóvenes de entre 15 y 29 años, en un contexto atravesado por la pobreza, la falta de horizonte y el estigma que aún pesa sobre la salud mental. Frente a este panorama, especialistas y organismos públicos advierten la necesidad de actuar con políticas integrales y sostenidas

Hablar de salud mental en Argentina hoy es enfrentarse a una crisis profunda, compleja y, muchas veces, silenciada. Detrás de cada titular que sacude los medios, hay una historia que refleja una sociedad herida, jóvenes en situaciones límite y un Estado que, con dificultad, intenta dar respuestas a una realidad que duele.

Las cifras son alarmantes. Entre abril de 2023 y abril de 2025, el Ministerio de Salud de la Nación registró 15.807 suicidios. Cada 90 minutos, una persona intenta quitarse la vida como manifiestan algunos portales del país latino. La mayoría tiene menos de 30 años, y dentro de ese grupo, los varones de entre 15 y 29 años representan más del 60% de los casos. La pobreza, el desempleo y la falta de horizonte aparecen como factores clave detrás de muchas de estas decisiones, más allá de cualquier diagnóstico clínico.

No se trata únicamente de estadísticas. El Boletín Epidemiológico Nacional lo resume con claridad: el suicidio es una problemática multicausal que atraviesa dimensiones biológicas, psicológicas, sociales y culturales. Exige, por tanto, un abordaje integral, sostenido en el tiempo, que combine prevención, acompañamiento y políticas públicas con recursos reales.

En 2022, se reportaron oficialmente 3.382 muertes por suicidio, lo que representa una tasa de 7,2 por cada 100.000 habitantes, una de las más altas en América del Sur. El grupo de adolescentes entre 15 y 19 años encabeza las tasas de intentos, duplicando incluso las cifras de los varones adultos.

Ante esta realidad, el desafío es inmenso: construir redes de contención que funcionen, capacitar al personal de salud, desestigmatizar el sufrimiento psíquico y, sobre todo, garantizar el derecho a ser escuchados. Para ello, el Estado dispone de una línea nacional gratuita y confidencial (0800-999-0091), activa las 24 horas.

Pero ninguna línea telefónica es suficiente si no hay un cambio estructural: es urgente que se hable de salud mental sin miedo, sin tabúes y con compromiso político. Porque lo que está en juego no son números, sino vidas.

Lorena Ávila

Río Paraná os desea feliz verano

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