Medio siglo de Libertango: Binelli y Ferman revitalizan el legado de Piazzolla
En un emotivo homenaje al maestro Astor Piazzolla, el bandoneonista Daniel Binelli y la pianista Polly Ferman presentaron un espectáculo por los 50 años de Libertango, la pieza que revolucionó el género del tango. La velada no solo rindió tributo al icónico compositor argentino, sino que también sirvió como plataforma para que el dúo compartiera sus proyectos más recientes, entre los que destacan nuevas composiciones y colaboraciones internacionales que prometen seguir expandiendo las fronteras del tango y la música clásica, como también la reciente creación de la Academia Valenciana de Tango
R.P.- Daniel, ha sido un referente en el bandoneón y ha trabajado con figuras como Astor Piazzola. ¿Cómo ha influido Piazzola en su carrera y en su visión del tango?
D.B.- Piazzola me dio una luz en mi vida musical y es una luz porque iluminó el camino del tango hacia otras fronteras más allá de mi país, de Argentina. Es decir, él difundió la música por el mundo. Y yo sigo la misma función por el mundo a través de su ejemplo artístico y personal.
R.P.- En cuanto a Polly, su carrera como pianista le ha llevado a interpretar tanto la música clásica como el tango. ¿Cómo ha sido esa transición y qué le atrajo del tango en particular?
P.F.- Mi vida pianística comienza, como tú dijiste, en la música clásica. Después, en el año 82, me fui a vivir a Estados Unidos y como no sabían dónde quedaba mi país, que es el Uruguay, empecé con la música latinoamericana clásica. Grabé mucho y un día Daniel Binelli me invitó a ser la pianista de su quinteto y le dije “yo no sé tocar tango”. A lo que me respondió con un “ya vas a aprender”. Y comenzamos con una gira por Europa. Fue sorpresivo, porque no fue paulatino, de comienzo toque tango con una gran compañía que se llamaba Tango Metrópolis, creada por Binelli. Y lleva tiempo para el músico de clásico incorporarse al tango. Es un aprendizaje totalmente nuevo.
D.B.- Sí, pero lo hizo rápido porque es muy talentosa.
R.P.- ¿Cómo se conocieron y decidieron colaborar juntos en proyectos musicales?
P.F.-Mi marido anterior era el embajador argentino en Japón. Viví ocho años en ese país. Cuando se rememora los 100 años de relaciones entre Japón y Argentina, vino la Sinfónica Nacional y uno de los solistas era Daniel. Yo fui a un ensayo y allí le sugerí de colocarse una amplificación porque la orquesta lo estaba tapando. Eso fue mi primer gesto de “cuidadora”. Después yo volví a la Argentina, que era donde estaba viviendo. Me separé y me fui a vivir a Estados Unidos de nuevo. Daniel viene a ese país y ahí es donde me propone ser la pianista de su quinteto.
D.B.- Y además de ser la pianista de mi quinteto empezamos una relación también afectiva, ya hace 24 años que la seguimos manteniendo intacta.
R.P.- ¿Qué aspectos del tango y la música latinoamericana creen que logran transmitir mejor cuando toca en conjunto?
D.B.- Cuando tocamos juntos hay mucha magia. Porque cuando yo la conocí a Polly le compuse una obra que se llama Imágenes de Buenos Aires. Y le compuse un concierto para piano grabado con la Filarmónica de Montevideo. Esas son motivaciones importantes. Ella me motiva mucho para componer y para hacer música. Y además vamos por la vida recorriendo el mundo, porque acabamos de venir de China y estamos siempre viajando y mostrando la música por todos los rincones del mundo.
P.F.- Con respecto a tu pregunta, cuando yo lo conocí a Daniel, yo quería que él fuera a mi repertorio y él quería que fuera al suyo. Entonces la primera grabación que tuvimos, yo tocaba Ginastera y él improvisaba con Ariel Ramírez. Al principio hubo un ida y vuelta. Pero ahora, directamente soy yo quien está incorporada a su repertorio, a su música. Piazzolla es un compositor conmovedor y eso nos conmueve mucho.
D.B.- Pero también pienso que el tango es todo eso y mucho más. Hay toda una historia y soy parte de esa historia, por haber tocado con Osvaldo Pugliese 15 años. También con Piazzola y otros compositores argentinos como Atilio Stampone. te puede nombrar muchos. Conservo la posibilidad de siempre crear nuevos momentos musicales hasta llegar a la música sinfónica y de cámara.
R.P.- ¿Cuál fue el primer proyecto que realizaron como dúo?
P.F.- El primer proyecto fue Tango Metrópoli directamente de gira por el mundo y yo recuerdo pedía pianos de cola entera. Acostumbrada a tocar con ese modelo de instrumento, me odiaban todos porque, claro!.., medio escenario era mi piano. Eso fue el principio hasta que nos fuimos acomodando. Se llevó un tiempo que yo pudiera darme cuenta de la diferencia que hay con la música clásica. Porque un músico clásico que no conoce todo lo que sucede dentro del tango, cuando toca el repertorio no está tocando tango, está tocando su creencia de lo que debe hacer, pero no es lo que hay que hacer.
R.P.- ¿Cómo es su proceso creativo al momento de arreglar o componer nuevas piezas? ¿Hay un intercambio de ideas o se dividen en tareas?
D.B.- Para componer en mi caso es individual porque compongo todo. Y cuando encaro una obra desde el comienzo hasta el final la termino yo. Cuando termino un trabajo la llamo a Polly para que escuche y dé su opinión, aunque ya tenga mi opinión formada antes y después de escribir. Pero ella suele influir en detalles que a veces yo no tengo presente y que a mí me sirven para poder compartir y crecer.
R.P.- El tango y la música clásica tiene enfoques distintos ¿Cómo logran encontrar un punto medio entre ambos géneros al interpretar su música?
P.F.- Cuando interpreto el tango me pongo la camiseta del tango.
D.B.- Pero hay una influencia tuya, es un elemento importante y que juegan un papel muy importante en ella, porque tiene un sonido muy especial. Ya la habrás escuchado cuando hace una cadencia cuando toca. Tiene su personalidad y le da a la música un toque que es exquisito. Digo esto porque trabajé con muchos pianistas a lo largo de mi carrera, pero ella es la que le da un toque que a mí me gusta porque es muy personal y tiene una gran influencia de la música de estudio clásica y eso le da un color al piano muy sustancial. Y eso lo transmite y la gente lo percibe.
“El músico es alguien que toca. El artista es alguien que interpreta”
R.P.- ¿Qué cambios han visto en la aparición del tango y la música latinoamericana a nivel global?
D.B.- La influencia de la música latinoamericana con el tango son mundos diferentes. El tango se construyó en Buenos Aires, en el Río de la Plata, un pedacito de algunas provincias de Argentina, y ahí se cimentó. Esa influencia hace que podamos ver en la evolución del tango una sustancia de la música latinoamericana, a la que está emparentada y a veces no, porque el tango es muy personal desde el punto de vista estético. Si lo comparas con una samba o una samba brasilera o una canción, la forma es otra. Lo más parecido al tango es el bolero que se escribe en cuatro y se baila también. El número tiene más que ver con el tango en ese aspecto, por ejemplo, un tango tiene más que ver con una canción mucho más rítmica.
P.F.- Yo me dediqué durante muchos años a que se conozca la música de los compositores. Era de la época de los opositores que fueron a estudiar a Europa, pero volvieron a Latinoamérica y tomaron las raíces. Y tengo una ONG en Nueva York llamada Pamar que esta año ha cumplido 40 años y está dedicada a que se conozca la cultura latinoamericana, porque en Nueva York, en el tiempo que fui no tenían mucho conocimiento, tampoco hoy. En México se conoce muy poco. Entonces mi idea con esta ONG es abrir el camino para que se conozca y por eso me he dedicado tanto a la música latinoamericana. Grabé muchísimos CDs y me gusta mucho cuando toco sola esa música. Tengo un proyecto que se llama Habaneras, Milongas, Tangos también, pero fundamentalmente sigo queriendo que se conozca la música de Latinoamérica, Villa-Lobos que es de Brasil, Ginastera que es de la Argentina. El tango es algo completamente diferente. Cuando interpreto la música latinoamericana, la realizo como la música clásica, tratando de acercar la música clásica a ese país. El tango es como cambiar la ficha, es una ficha totalmente diferente que ya tengo incorporada porque después de 20 años ya es parte mía, que me encanta. Una de las cosas que más me interesa y que me estoy dedicando mucho en la actualidad, es mostrar la diferencia que hay entre ser músico y ser artista. El músico es alguien que toca. El artista es alguien que interpreta.
P.F.- De hecho, estoy haciendo clases magistrales sobre El piano de las emociones. no solamente de piano, puede ser cualquier instrumento. Porque esta el interrogante de ¿Cómo hace una persona que tiene que interpretar para no quedar pegado a las notas escritas?. Se tiene que crear una historia y a los niños les cuesta menos crearla que los mayores. Los más grandes están pegados a las notas, están supeditados a un “no te vayas a equivocar”. Y el niño tiene más fantasía. Entonces ese proyecto del Tango y las emociones y mi proyecto llamado Glamour tango , vienen del campo de las emociones y del tango femenino, un homenaje a la mujer, con un estilo musical que fue concebido para que la mujer tenga un rol protagónico.
Tengo un festival anual en Nueva York desde Pamar en el mes de noviembre, que estamos en su IXX año, allí presento artistas que tienen su debut en Estados Unidos o en Nueva York. En este evento tienen que tocar latinoamericanos, por el concepto de Latinoamérica. Me gustaría ofrecer este acontecimiento para norteamericanos también.
R.P.- ¿Cuál ha sido el momento más memorable que han vivido juntos en el escenario?
D.B.- Fueron muchos momentos. Una enseñanza que nos abocamos ahora, de todas las cosas que venimos haciendo en Valencia desde la formación, es la creación de la Academia Valenciana de Tango que proviene de Buenos Aires. Ese es un momento significativo para nosotros.
P.F.- Daniel es académico de honor de la Academia Nacional del Tango de la Argentina. Yo no tengo el recorrido que tiene Daniel, pero que tuvo que ver de esta compañía de la mujer que me hace también académica correspondiente en Valencia. Como estábamos sumergidos los dos, nos dan la potestad de abrir esta academia en la Comunidad Valenciana. Nos ayudó mucho una persona de la rama política que estuvo hoy en el evento de 50 aniversario de Libertango porque tenía las conexiones, no sabíamos cómo hacer el proceso a pesar de tener conocimientos. No es fácil para que nos consideraran una academia legal. Entonces este proyecto es para nosotros muy lindo. Cada uno de nosotros tenemos nuestros proyectos individuales, somos dos músicos que tenemos nuestras vidas. Cada uno nos alegramos de los proyectos que tiene el otro y disfrutamos mucho cuando tenemos proyectos en conjunto.
R.P.- Hablando de proyectos, ¿Algún nuevo desafío musical a explorar?
P.F.- Yo estoy contenta con lo que tengo. No me da el día a mí para explorar. No sé, algo que se me ocurra… Por ahora, no.
D.B.- Desde el punto de vista compositivo trabajo mucho. Yo compuse una obra para violonchelo, bandoneón y percusión que no está referida al tango, más bien a la música latina, es nueva y se llama Pasión Latina, y tiene que ver con el proceso creativo que yo hago. También hay otros grupos, por ejemplo, Lincoln trio de Chicago, que me grabó dos obras mías y que ahora están postulado al Grammy Latino, que es música clásica, prácticamente de concierto.
“Una formación que nos abocamos ahora es la creación de la Academia Valenciana de Tango”
R.P.- ¿Cómo les gustaría que se recuerde su contribución al mundo del tango?
P.F.- Daniel tiene mucha contribución al mundo del tango porque su trayectoria es basta. Yo no creo que pudiese tocar con otros artistas como le ha pasado a el, durante su carrera. Yo podría decir que toqué con Daniel Binelli y para mí es muy importante. Antes de que Daniel me propusiese de tocar con él, hubo un par de bandoneonistas que se acercaron a mí y yo les devolvía con un “Yo no tengo nada que ver con el tango”. Inclusive uno en Japón y otro en Uruguay que era muy bueno, pero no me veía tocando con un bandoneonista. En la vida nunca se sabe qué es lo que le depara a uno. Estoy contenta con mi presente y orgullosa de poder compartir la vida con Daniel y la música.
R.P.- Es su opinión. ¿Qué papel juega la música en la conexión entre las personas y las culturas?
D.B.- La conexión a través de la música tiene que ver siempre con que uno pueda elegir estar trabajando con determinadas personas. La gente no solamente viene a ganarse el dinero, viene a poner su corazón porque hay una cierta afinidad. A pesar de que el guitarrista, que es de otra generación más joven, tenemos un ida y vuelta. El bajista es norteamericano y tengo conexión con él.
P.F.- Es fundamental la música, la conexión con la gente, con la vida, con la sociedad. Que, si hubiera más gente conectada a la música, ya sea como escucha, como bailarín, como estudiante, es un bálsamo.
D.B.- Si, habría menos problemas. También habría menos guerras, que la gente se trate más dulcemente y se comprenda humanamente que todos tenemos defectos. No se puede estar permanentemente en guerra. A mí la guerra me repugna y los que promueven la guerra y hacen dinero con eso.
P.F.- Para mí lo importante en la vida siempre ha sido el ser generoso y el compartir. Por eso yo he creado esa organización, por eso hago ese festival, para darle oportunidades a quienes en otro caso considerarían la competencia. Y eso hay mucho en determinadas culturas. Yo creo que la música y la vida es para compartir como lo es el tango.