Franco Ferraiuolo: “Nosotros en el período de 1800 teníamos un neocolonialismo que era toda inspiración española”
La conexión con Buenos Aires se transformó en una bonita charla con el entrevistado. Allí estaba, desde el otro lado de la pantalla, cómodo y ansioso por contar su paso por Valencia y las diferencias y similitudes con su país de origen. Se generó un interesante ambiente lleno de informaciones.
Franco Ferraiuolo es profesional de la arquitectura. Tiene 42 años y se define de vocación como un explorador. En uno de los viajes que ha hecho, por aquel año 2009, menciona que tuvo la suerte de hacer un viaje por Europa: «Empezaba por el sur de Italia. Recorrí buena parte de España y parte de Francia. Y en ese período tuve la suerte de encontrarme con una pareja muy amigable que ya había contactado antes y me mostraron parte de lo que es Valencia. Incluso me presentaron a la horchata, lo cual me encantó. Ahora estoy presente para que me puedas preguntar lo que se te ocurra».
La arquitectura española comienza con las simples viviendas de piedra de las tribus celtíberos. Las construcciones prerrománicas y luego se desarrolla la arquitectura mozárabe. Por arquitectura de España se entiende la existencia en lo que actualmente es el territorio español y la realizada por arquitectos españoles en el mundo. ¿Cómo ha visto Valencia en cuanto a su construcción?
«Lo que más resalto de Valencia es una obra al estilo medieval. Siempre tengamos en cuenta que cuando uno visita una ciudad, es como que uno saca una fotografía mental del lugar. Entonces a veces se ve parte del pasado lo que van dejando las huellas y hay veces que no se ven. En el caso de Valencia quizá la parte más medieval no fue muy modificada y fue adaptada, porque la ciudad misma fue creciendo y consolidándose. Por eso uno ve edificios de mediana altura, bastante homogéneos. En la época medieval eso no era así. Eran mucho más precarias las construcciones y solo resaltan algún castillo o alguna iglesia. El resto de las construcciones eran muy básicas y se iban deteriorando. Así pasa en casi todos los países europeos», expresa. Cuenta también que lo que se ve hoy de valencia por imágenes se fusiona con la historia: «Valencia, al ser una ciudad comercial y un puerto muy importante, empieza a tener influencias artísticas y esas influencias es a través de los gremios que tenían cada uno de los edificios y de los mercados. Empiezan a importarse el arte de otros países». Comenta que lo mismo pasa en Venecia, el grado de artesanía que se observa es muy distinto al de otras ciudades, por ejemplo, la lonja.
“En el caso de Valencia quizá la parte más medieval no fue muy modificada y fue adaptada, porque la ciudad misma fue creciendo y consolidándose”
«Uno ve ese artesanado que es casi de joyería en el trabajo, de las molduras y todo lo que no se encuentra en ningún lado. O se puede registrar, pero son muy distintos o de un nivel muy inferior», afirma Franco.
«Quizá lo que hoy se ve mejor en Valencia es la etapa del gótico, pero que ya fue transformado más en barroco. Y después un barroco pleno. En las distintas ciudades o países se va mutando el barroco, como así también el gótico. Pero el gótico es el más utilitario. Excepto en las iglesias que el mensaje de comunicar es a través de estatuas y escaparates», expresa.
Para Ferraiuolo lo fundamental es más estructural: «El barroco empieza a captar al espectador, atraerlo, a comunicar sensaciones. Quizá a diferencia de otras ciudades españolas, el barroco de Valencia me hace acordar al barroco de Florencia o Roma. Porque no es solamente una decoración como pasa, por ejemplo, en otras ciudades españolas, se inclinan más al plateresco». Agrega que es un trabajo que pareciese más de detalle como si estuvieran trabajando en la orfebrería. Pero en realidad el edificio no deja de ser una pared plana.
El diálogo es fluido y se pasa a examinar la similitud en las fachadas de los edificios en la ciudad de Buenos Aires.
«No nos olvidemos de todos los estilos arquitectónicos que uno ve en Buenos Aires. Dicho de una forma normal, son falsos. Porque nosotros no existíamos en la época del 1600, cuando estaba el Barroco a pleno. Mucho menos en el gótico. En Argentina todos fueron de estilo neocolonial, neogótico, entonces eran más por corrientes de composiciones arquitectónicas de la época. Hacer edificios más italianos o más afrancesados o más alemanes. Era más un tema de afinidad cultural que quería imponerse o que las élites culturales querían imponer. Así como en una etapa, nosotros en el período de 1800 teníamos un neocolonial que era toda inspiración española, pero ya habían pasado muchos años de que no había casi influencia», narra Franco. Entre pensamientos ha contado que es muy difícil encontrar una construcción colonial en Buenos Aires, quizá en unas provincias del interior como Mendoza o San Juan, y algunos lugares de Córdoba: «Todavía se pueden rescatar algunos edificios sin tener que hacer arqueología, como en Buenos Aires. Aquí prácticamente se encuentran los cimientos de algunos edificios hispanos. Pero no se llegó al grado de artesanía que tenían esos edificios que todavía ustedes pueden disfrutar por España. Por ejemplo, esos edificios de iglesias que tienen en Valencia, la fachada no solamente está decorada, sino el cuerpo sólido de la misma, empiezan a envolver al espectador, cambia las paredes y la plasticidad que tienen invaden la calle», expresa el arquitecto.
Agrega emocionado que «Parece como que invitan al espectador a venir. ¡Entra, entra y experimenta qué es lo que tengo adentro!. Eso es lo que diferencia a un barroco de verdad, como el que tienen en una iglesia como San Carlino de las cuatro Fuentes de Roma, o algunos edificios de Florencia. A diferencia de otros edificios, como la catedral de Santiago de Compostela, es muy hermosa pero barroca». Destaca que es una estructura imponente, pero es más bien gótica. La fachada de la catedral solamente es barroca pero es del plateresco, que es una variedad del barroco español: «En Valencia lo tiene como se puede encontrar en Venecia, que además se nota la influencia bizantina, porque en el periodo de esplendor de Valencia .la migración comercial era muy fuerte con Bizancio, y Constantinopla. En esa época era lo máximo en lujo y en arte que se podía tener».
“Nosotros en el período de 1800 teníamos un neocolonial que era toda inspiración española”
La arquitectura en España tiene nombres propios. Por ejemplo, en casas de campo se lo denomina Cortijo por Andalucía, Barraca se le dice por la Horta de Valencia, Caserío por el País Vasco, Alquería se le nombra por la zona de Castellón. ¿Cómo se le menciona en Argentina a las casas de campo?
«Básicamente son casas de campo, estancias o chacras, depende el tamaño. Lo que las denominaba era la producción que había, porque en las estancias había más variedad de producciones agrícolas. O quizá había procesos industrializados básicos que cuando se hicieron en Argentina, sobre todo en Córdoba, o en la zona de Misiones, había unas producciones hechas por los jesuitas en Argentina, que tenían la filosofía de que todo tenía que ser autosustentable. Entonces había que producir telas, vinos, cera para las velas y en esas estancias se generaba todo. De ahí viene la línea de las estancias». Franco menciona los complejos edificios en donde se podía dormir, vivir, como también había parte educativa donde estudiaban los hijos de los artesanos.
«Las chacras eran fracciones de territorio más pequeñas, más familiares, donde había uno o dos cultivos. Era más el conjunto de los edificios lo que le daba a la escala. Quizá cambiaban los nombres, depende de la zona como le pasa a España. Un catalán le diría que es una masía, de hecho, como en la Comunidad Valenciana», agrega Ferraiuolo.
Cuando uno viene a Europa y aterriza en la comunidad Valenciana uno se maravilla con los rincones, con las fachadas, con las calles, las avenidas y todo lo que implica en su conjunto. Buenos Aires tiene una de las avenidas más anchas del mundo que no lo tiene Madrid, por ejemplo.
«Claro, no sería el equivalente que tienen los madrileños a la Gran Vía, solo que a nivel comercial la concentración de arte y patrimonio sería la 9 de julio de Buenos Aires. O algunas más pequeñas en tamaño como la Avenida de Mayo, que también tiene mucho arte. Lo que pasa que mucho no se sabe de la historia, la 9 de julio en realidad no es una avenida real, son cuatro avenidas y nadie vive en la 9 de julio. No existe numeración en esa avenida. Es una composición de una avenida gigante en el medio y de cada lado hay dos avenidas más angostas. Entonces la gente vive sobre esas avenidas y eso se construyó en la década del 30 aproximadamente. Incluso yo tuve un familiar que vivió parte de las demoliciones para hacer esa avenida. En los últimos tramos mi padre participó de esos trabajos en un periodo que era de derribamiento. En la década del 70 aún estaban por finalizar la construcción de la 9 de julio».
Avenida 9 de Julio. Buenos Aires – Gran Vía. Madrid.
“La Gran Vía de Madrid, a nivel comercial y la concentración de arte y patrimonio sería la 9 de julio de Buenos Aires”
Para Ferraiuolo, siente que se demolieron muchos edificios históricos que se acabaron perdiendo: «Si uno va a ver la evolución histórica de esas avenidas, es como que las grandes empresas que podían comercializar tiendas o teatros o algunas tiendas de oficina se fueron adaptando. Pero, por ejemplo, tiendas de ropa de clase que antes eran un edificio entero, se trataba de posicionarla en la avenida principal. Entonces ahí es donde uno tiene las postales que hoy ve de edificios gigantes. Con un grado de calidad de detalle y de arte en las fachadas, porque era la tarjeta de presentación de una empresa», enfatiza emocionado.
La conversación está animada, tiene buena predisposición en su narración y buena memoria. Agrega mirando hacia su ventana que: “Incluso en las familias hay una tipología que se tradujo de una manera, pero que dio forma a esas avenidas y a esas construcciones que fueron consolidándose como homogéneas, a lo que se le llamó Casa de Rentas. En un período las familias más adineradas tenían la posibilidad de construir edificios enteros. Entonces esos edificios no eran para vivir los propietarios. Eran para alquilar. Rentaban varias habitaciones a otras familias de alto nivel adquisitivo. Llegó un momento irrisorio en Buenos Aires y en otras ciudades de Argentina, dónde estaba bien visto vivir en lugares alquilados. Entonces todo ese período desde fines del 1870 hasta el 1920, es una época de esplendor donde se construyeron muchos edificios que están actualmente en la Avenida de Mayo, a lo largo de la Avenida Rivadavia, sobre Avenida Corrientes o Callao, y en otras calles. La mayoría de esos edificios tienen alrededor de nueve o diez pisos de altura. Así es como se desarrolló la arquitectura y la planificación territorial en la capital de Argentina. Es el momento de volver a viajar».
Extracto de la entrevista por streaming